sábado, 20 de abril de 2013

Las Ciudades Y el Vino


LAS CIUDADES Y EL VINO.

Como decirle acerca de esta ciudad si cada vez que la recuerdo, su aroma vuelve a mí mente, cómo no recordar si que desde que entré  por sus árboles gigantes de vid, entrelazados formaban un arco indescifrable, al igual que  sus  ramas  estaba dividida  la cuidad y la entrelazaban de manera paralela cuatro ríos, el amanecer transparente, helado, todos con  gorros y orejeras, la media  de un tono almendrado y con un fino aroma  que de apoco te va abrazando, sus almendreros lo respetaban tanto que solo bebían de sus aguas hirvientes para algún remedio en especial, dolor físico, en esta Salomé de ardientes ríos historias increíbles llenas de relatos que la verdad  no parecían de esta época que contaban los que,   nadaban en el atardecer y que por una u otra razón bebían de sus torrentes turbios, tibios tintos- cafés , cuando caían en la noche, por penas del corazón de muchos de ellos no se volvía a saber nada, y los que lo superaban quedaban con el aroma, impregnado en su cuerpo de por vida  y ya quedaban bautizados como los hijos  de  la noche, donde podían nadar en  sus aguas  tranquilamente  sin que nada les pasara.
Lo cierto que es que en el centro salome,  una pila de tres pisos causaba una fuente constantes de los cuatro ríos, donde al medio  día y sin nubes en el cielo, se pueden apreciar los cuatro colores de cada uno de ellos, para que decir más de esto, si sus habitantes depende del rio que cruce cerca a si es su ánimo y amabilidad, desde los fríos, no tan fríos  pasando por los tibios,  hasta los calientes y fiesteros   que todos los días vivían de alegría en alegría, de fiesta en  fiesta. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario